Las profundidades del espacio

Por desgracia, no podemos ver el cielo en perspectiva. Si pudiésemos siquiera concebir con nuestros ojos una ligera noción de las profundidades del espacio, más de la mitad de los errores que antiguamente se cometieron no hubiesen tenido efecto. Cualquier joven les hubiera enmendado la plana con solo contemplar el cielo en una noche despejada.

Hace ya tiempo que un hombre ilustre inventó la manera de darnos una idea de la perspectiva del cielo, de las profundidades del espacio. Se tomaron vistas del cielo de la misma manera que pueden ser fotografiadas las cosas de la tierra tales como las vemos primero con un ojo y después con el otro y cuando las contemplamos con ambos ojos a la vez a través de un estereoscopio, nos ofrecen una vista en perspectiva del cielo.

De esta manera vemos que unas estrellas se hallan relativamente próximas y que otras que ha simple vista parecen hallarse al lado de ellas, nos envían su luz desde las más remostas profundidades del espacio. De esta forma entendemos ahora de una vez para siempre que las constelaciones las vemos bajo el aspecto aparente que presentan por que se presentan todas en un mismo plano.

Nuestros ojos no pueden mostrarnos tal realidad

Nuestros ojos son incapaces de darnos una idea de las tremendas profundidades desde donde llega hasta ellos la luz de las diferentes estrellas. No obstante, esto, debemos conocer las principales constelaciones porque son las marcas del cielo que nos permiten indicar donde se encuentra un cometa o planeta en una fecha señalada.

Se sabe que las estrellas que se llamaban fijas, no lo están y, por tanto, como quiera que se mueven, las constelaciones deben de cambiar de forma, y así sucede, en efecto. El primer hecho asombroso relativo a estos cambios es su escasísima importancia. Poseemos nombres y datos que se remontan a épocas extraordinariamente remotas a pesar de lo cual el aspecto del cielo es casi el mismo que cuando empezaron a estudiarse las estrellas.